Bruselas tiene ya preparado su contraataque en caso de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decida imponer aranceles del 25% a los automóviles fabricados en Europa acogiéndose a razones de seguridad nacional.
El presidente estadounidense encargó un informe al Departamento de Comercio para que investigara si las importaciones de vehículos de la UE suponían una amenaza a la seguridad nacional al debilitar la capacidad de los fabricantes de su país para invertir en tecnología.
Trump, que se reservó el contenido de las recomendaciones, aplazó hasta noviembre si decidía imponer aranceles del 25% a los coches fabricados en Europa. En caso de que lo haga, la UE ya tiene la respuesta preparada: una lista de productos sobre la que podría aplicar tarifas que sumarían 35.000 millones.
“Esperamos no tener que emplear ese último recurso”, aclaró Malmström, quien calificó de “irrisorio” el hecho de la Administración norteamericana se esté planteando que los automóviles europeos puedan constituir una amenaza para su seguridad nacional.
Si bien Bruselas ha logrado que la guerra no se recrudezca, tampoco ha conseguido dar los pasos que quería para rebajar las tensiones. La Comisión Europea consiguió el mandato para negociar con Estados Unidos una rebaja de los aranceles de productos industriales, en particular vehículos.
La comisaria de Comercio admitió que esas negociaciones, sin embargo, están ahora mismo encalladas porque la Administración norteamericana no quiere avanzar si antes no se aborda la producción agrícola. “Esa es una línea roja para nosotros”, recordó Malmström.
Fuente: El País.