“Estamos muy lejos de una recesión”, aseguró este martes el presidente estadounidense Donald Trump al mismo tiempo que, por primera vez, admitía que su Gobierno estudia proponer al Congreso diferentes medidas de estímulo con el fin de sostener el crecimiento.
Con la economía mundial dando señales de enfriamiento como consecuencia de la tensión comercial entre Estados Unidos y China, todas las miradas están puestas en Washington.
La Casa Blanca niega con vehemencia desde hace varios días que tema por la economía estadounidense o mundial, pero, a puerta cerrada, sus asesores están valorando diferentes medidas de apoyo.
En primer lugar, un recorte temporal de las retenciones sociales (impuestos que se dedican a financiar la Seguridad Social y el programa Medicare), una medida similar a la que Barack Obama lanzó durante la anterior recesión, en el 2011, para estimular el consumo.
“Llevo mucho tiempo pensando en los impuestos sobre el salario. A mucha gente le gustaría”, admitió en una comparecencia en el despacho oval junto al presidente de Rumanía, desmintiendo así a sus propios portavoces, que llevaban dos días calificando de noticias falsas estas informaciones.
El presidente también citó otro posible recorte de impuestos, los que gravan las ganancias por la compra de acciones, al ajustarlas a la inflación. “Podría hacerlo directamente”, en lugar de pasando por el Congreso, apuntó Trump, consciente de las dificultades que podría enfrentarse para defender una medida que favorecería especialmente a los estadounidenses más ricos. Los demócratas han advertido en el pasado contra esta maniobra, que consideran ilegal y no creen que vaya a ayudar al crecimiento.
“Llevo mucho tiempo pensando en todo esto. Lo hagamos o no, no sería porque temamos una recesión”, insistió el presidente. De ir adelante, sería el segundo recorte de impuestos aprobado por la actual Administración, ahora que diferentes economistas advierten que los efectos del primero están siendo devorados por las consecuencias de la guerra comercial con China.
Trump sugirió que no piensa tomar ninguna decisión a corto plazo y pasó la responsabilidad a la Reserva Federal, a la que exigió un recorte de un punto de los tipos de interés y una vuelta a las políticas de estímulo monetario. “Si la Fed hiciera su trabajo, veríamos un enorme repunte del crecimiento”, insistió.
Fuente: La Vanguardia.