La decisión supone acabar con nueve meses de negociación. Unicaja valoró ambas entidades y entendió que debía tener el 60% del banco fusionado, algo que no aceptó Liberbank.
Esta entidad quiso reducir la participación de Unicaja al 55% para elevar así la suya al 45%. El detalle del control de capital es relevante porque después determina cuestiones muy importantes, como la división del poder.
El paso del tiempo no ha hecho que se acerquen posturas, sino todo lo contrario.
En el verano de 2018 Unicaja se aproximó a Liberbank. Desde entonces han mantenido innumerables reuniones y valoraciones de sus activos, pero las posturas se han alejado más cada día.
Según fuentes del mercado, no ha habido documentos con ultimátum, pero Unicaja mantuvo una posición firme, que trasladó este lunes, con la exigencia de tener el 60% del banco fusionado, algo que rechaza de plano Liberbank.
Este banco estaba dispuesto a aceptar una división del 58%-42%, pero la entidad malagueña no quiso rebajar su oferta.
Las dos entidades han jugado una larga partida de póker, solo el paso del tiempo dirá quién la ha ganado (si no es que la pierden los dos).
La entidad asturiana no ponía dificultades por trasladar la sede social de Madrid a Málaga y asumía que el banco fusionado arrancaría con el nombre de Unicaja porque legalmente el mayor de los dos impone su nombre.
Ayer en Bolsa, Liberbank perdió el 1,42% de su valor y su capitalización se cerró en 1.190 millones.
Unicaja tuvo un comportamiento parecido, con una caída del 1,17% y un valor de mercado de 1.570 millones.
Esto supone que la entidad fusionada valdría 2.760 millones y que Unicaja representaría el 57% del total y su socio el 43% restante.
Ambos bancos dijeron que querían tener el acuerdo para el 15 de mayo. Ahora se abre un nuevo panorama para ambas entidades, que seguirán trabajando en solitario con las difíciles condiciones que vive el sector, golpeado por los tipos de interés negativos, las caídas de los márgenes y la costosa digitalización.
Pese a la ruptura del acuerdo, fuentes cercanas a la operación aseguran que mantienen unas buenas relaciones profesionales e insisten en que no ha habido un problema de la división del poder, ya que el reparto del capital ha frenado las posteriores negociaciones.
Tampoco ha sido el escollo el capital futuro de la entidad, dicen estas fuentes, aunque se era consciente de que el Banco Central Europea (BCE) quería que la entidad fusionada tuviera un alto ratio de CET 1, el capital de máxima calidad.
El débil acuerdo de enero
En enero pasado, las cúpulas llegaron a un principio de acuerdo que se consideró un paso sin marcha atrás.
Los consensos alcanzados hasta ese momento hacían referencia a la cúpula directiva, el recorte de gastos acordado y la cantidad necesaria para la ampliación de capital.
Unicaja tendría la mayoría del capital de la entidad resultante, alrededor del 60% de las acciones, aunque esta cifra podría variar en dos o tres puntos porcentuales, confiaban en Liberbank, pero no fue así. Todo ha quedado en agua de borrajas.
Los directivos de ambas entidades llegaron a la conclusión de que posponer el acuerdo sería negativo por posibles vaivenes en los mercados y en la economía.
Es decir, con el paso del tiempo, las condiciones de ambas podrían empeorar más que mejorar.
La unión de Unicaja y Liberbank formaría la sexta entidad financiera por volumen de activos, con casi 100.000 millones de euros, lo que le sitúa por delante de Bankinter, Kutxabank, Abanca, Ibercaja y Cajamar. Ahora se volverán a rehacer todas las cuentas.
Según los planes que manejaron, al frente de la futura entidad estaría Manuel Azuaga (Málaga, 1947), presidente ejecutivo de Unicaja desde 2016, y Manuel Menéndez (Ovanes, Asturias, 1959), consejero delegado y primer ejecutivo de Liberbank.
Cabía la posibilidad de que la presidencia de Azuaga estuviera limitada en el tiempo, ya que este año cumplirá 72 años.
De ser así, después podría ceder el cargo a Menéndez, aunque fuentes de la operación aseguran que el segundo ejecutivo estaba aceptado por todos que debía pertener a Unicaja. Isidro Rubiales, por parte de Unicaja, y Jesús Ruano, por Liberbank, han sido algunos de los directivos protagonistas en las negociaciones de fusión.
Ahora todo esto se ha disuelto como un azucarillo. Quizá Abanca, que intentó hacerse con Liberbank, vuelva a jugar el segundo tiempo de aquel partido.
Fuente: ElPaís