Después de los taxistas, les tocará a abogados y auditores
Intensa semana de protestas en Madrid con los taxistas como protagonistas de la escena. Su profesión se ve cada vez más amenazada por nuevas supuestas profesiones hijas de modelos de negocio tecnológicos que son capaces de convertir a una persona cualquiera en un pluri-profesional: Air B&B, Amazon, Uber y los market places existentes pueden permitir hoy en día que una persona a la que le guste el diseño gráfico y tenga un coche y una propiedad, pueda ganarse la vida alquilando su casa a desconocidos, colgando preview de logos para empresas con el fin de subastarlos en plataformas para diseñadores gráficos, y hacer un reparto para Amazon con su coche mientras traslada a una persona que le ha pedido transporte por Uber, creándose así una transformación del empleo importante.
Pero la competencia que algunos llaman “desleal” de los VTC no es lo que pone en peligro el empleo y el sueldo de los taxistas, sino la tecnología que permitirá en breve que cualquiera pueda ser trasladado mediante vehículos autónomos y sin conductor.
El negocio de los taxistas está destinado a desaparecer irremediablemente. Oponerse a esto no hará más que incrementar el sufrimiento de aquellos que no quieren aceptar esta nueva realidad. Lo cual nos permite concluir que el mayor enemigo de los taxistas no es la tecnología, sino su inmovilismo junto con el proteccionismo que desde ciertas esferas se está contemplando por miedo a perder votos ante las próximas elecciones.
Proteger a los taxistas implicará limitar la libertad de los consumidores y del mercado que ya ha hecho su elección. Además supondrá retroceder como sociedad progresista y de consumo, ya que los demás países no harán lo mismo.
Pero los taxistas no son el único colectivo afectado porla transformación del empleo. Entre las 40 colectivos profesionales con mayor peligro de extinción en los próximos 20 años, mencionadas en el estudio de Oxford de 2016, se encuentran también algunas tan ilustres como los Abogados y los Auditores de Cuentas. Tecnología como el Big Data, el poder computacional cuántico, el Blockchain, y el Machine Learning permitirán ahorrar muchas horas de trabajo de pasantes y auditores, a través de la automatización de procesos de búsqueda y toma de decisiones.
Concretamente el estudio en cuestión posiciona a los pasantes de abogados y auditores, respectivamente en la posición segunda y tercera, ambos con un 94% de probabilidades de extinción. Los taxistas vienen después, con un 89% de probabilidades. Solo los abogados capaces de crear historias que permitan influir de manera persuasiva en quienes tomen decisiones, seguirán teniendo gran demanda debido al valor añadido que esta labor ofrece a los clientes, y debido a ser todavía poco reemplazables por robots capaces de emocionar a una audiencia.
Pero en todo caso serán muy pocos: la mayoría será desplazada por la tecnología. Este dato es curioso porque nos invita a reflexionar que por primera vez en la historia, la transformación del empleo no dependerá del estatus social ni de los conocimientos o del nivel de formación de los colectivos profesionales afectados, sino de otros factores que dependen más bien de la capacidad de la tecnología de replicar y mejorar el funcionamiento humano en ciertos campos.
Diez claves para entender la transformación del empleo
Estos son 10 tips, ofrecidos por MurciaEconomía, para comprender mejor como actuará la transformación del empleo en la 4ª Revolución Industrial.
1. Las personas no tendrán una sola fuente de ingresos o un solo empleo: una persona podrá trabajar para Glovo, Amazon o Uber y Air BnB a la vez.
2. El mercado del trabajo estará fragmentado disolviéndose el concepto de Trabajador Profesional y surgiendo el de Realizador de Tareas: es decir “nómadas profesionales” que a lo largo del mismo día realizan tareas distintas atendiendo a demandas variabas que completen sus fuentes de ingresos.
3. Desaparecerá el concepto de “Puesto de Trabajo”: principalmente por todos los motivos anteriores.
4. El principio de utilidad e inmediatez del resultado sustituirá al de profesionalidad: los usuarios elegirán quien pueden proporcionarles un servicio útil con la mayor inmediatez posible, independientemente de la trayectoria profesional de la persona, centrándose solo en el resultado y en su calidad que podrá ser calificada en los market places, ubicando al profesional correspondiente en un ranking concreto de solvencia.
5. Las plataformas de mercado (market place) serán quienes actuarán de garantes de la profesionalidad de las personas, sustituyendo el famoso boca oreja. Si un “profesional” no cumple con los estándares exigidos, automáticamente su servicio perderá visibilidad.
6. Los algoritmos serán los nuevos jefes: más neutrales y objetivos, y menos agrios. Las directrices de trabajo las mandarán los resultados de analíticas de información que nos dirán claramente que hacer y cómo hacerlo. Seguiremos cumpliendo órdenes, pero podremos elegir, como en el GPS del coche, si querremos que la voz que nos guíe sea de un hombre o de una mujer: pero, en todo caso, agradable y educada.
7. El cliente marcará las condiciones del servicio en lugar del profesional.
8. Las crisis y el desempleo no se cebarán solo con profesiones que no requieran una especial cualificación o nivel de estudios: los abogados y contables están más a riesgo que los taxistas.
9. Lo que una persona haya estudiado o los conocimientos que acumula, o el nivel de estudios que tenga no reducirá el riesgo de desempleo: no marcará la diferencia entre personas que conserven el empleo y otras que lo pierdan. Más bien el factor clave será la sistematicidad y repetitividad de las tareas que una persona realiza, lo cual hará que una puesto sea más o menos automatizable.
10. La capacidad de crear experiencias de usuario y de generar emociones, marcará la el potencial de negocio de un profesional: seguirán siendo competitivas e insustituibles aquellas profesiones y los profesionales capaces de identificar una necesidad y aportar una propuesta de valor añadido que genere una emoción en cliente. Quien no se adapte y reinvente o no sea capaz de ofrecer algo que no pueda encontrarse en internet o fabricarse artificialmente, acabará siendo desplazado profesionalmente.
Fuente: MurciaEconomía