2018 ha sido un año agridulce para la economía china. Los crecientes aranceles impuestos por la Administración Trump, las magras previsiones de crecimiento y una notoria caída del consumo interno han disparado las alarmas de cara al año que viene. A escasos tres meses de que la tregua firmada con Estados Unidos caduque, y por tanto se reanude la guerra comercial, las previsiones apuntan a una incipiente crisis. ¿Por qué? Por un lado, el crecimiento del PIB. El gobierno se las ha apañado para sostenerlo mes a mes por encima del 6,5%, objetivo oficial. Sin embargo, la propia revista del banco central considera plausible que la cifra caiga en el último cuatrimestre del año. De cara a 2019, diversos analistas y bancos dibujan un escenario aún peor: el crecimiento de la economía china se ralentizaría al 6%, o incluso por debajo. Sería algo inédito en sus últimos 30 años.La última ocasión en la que el crecimiento cuatrimestral de la economía china se hundió tanto (6,4%) fue en 2009. En plena crisis financiera.
El consumo.
Más allá de las expectativas: el índice de consumo lleva dos meses estancado. La recolección de impuestos asociada al consumo (IVA y otros instrumentos impositivos) se desplomó entre un 67% y un 71% en octubre y noviembre (en comparación con el año anterior). La demanda interna se ha ido ralentizando poco a poco, pero ha caído con brusquedad en el último trimestre del año. Es un indicador clave para prever turbulencias.
Las soluciones.
Por el momento, el gobierno no ha tomado medidas concretas para su economía china. Se espera que baje los tipos de interés, incentive el crédito e inyecte liquidez en su economía. Hay escepticismo generalizado.
A su alrededor, la situación es inquietante: las exportaciones coreanas a China cayeron un 13%; los índices de producción de Malasia, Myanmar y Taiwan, economías muy dependientes de China, se congelaron en el último cuatrimestre; la economía de Singapur registró un crecimiento de 1,6%, por debajo del 3,5% previsto; el dólar australiano se está hundiendo. En palabras de una analista al SCMP: «No hay una sola señal positiva».
El mundo.
¿Qué significa para los demás? El runrún de una nueva recesión lleva sobrevolando los círculos financieros cierto tiempo. La desaceleración del crecimiento global; la creciente deuda de numerosos países emergentes; la inestabilidad monetaria en Turquía o Argentina; los informes internos de analistas y bancos de inversión; y el sino proteccionista y competitivo de la guerra comercial apuntan a un 2019 tenso. Y a un 2020 peor.
Sumado al deterioro industrial chino y europeo; a un 2018 calamitoso para los mercados; y a los indicadores chinos, hay motivos para preocuparse.
Fuente: Magnet